La escalofriante noticia
publicada por El País el día 17 de agosto de 2012 por Rosa Pascual con el
titular “Todos somos Pussy Riot” hace que realice brevemente una entrada sobre
este tema de controversia.
¿Quiénes son las Pussy Riot?
Se trata de un colectivo ruso de punk feminista que reivindica los derechos de
las mujeres para así intentar acabar con la situación de las mujeres en Rusia, es decir, con la desigualdad tan patente en esta nuestra sociedad.
¿Qué han conseguido? En un
primer momento, ser condenadas a ir a la cárcel por sus actuaciones
reivindicativas.
Este caso de condena es
conocido por la mayoría de la gente ya que ha sido difundido por los distintos
medios de comunicación (periódicos, revistas, televisión…) a través de las
nuevas tecnologías. Es innegable el poder de movilización social que tienen los
mass media. Sin embargo, aquellos contrarios a este tipo de reivindicaciones
ofrecieron una construcción de la verdad mediática, concepto tratado por Correa (2001) en su libro “Imagen y Control Social”. ¿Qué quiere decir esto? Los medios
interpretaron, elaboraron, construyeron y nos ofrecieron la “realidad” que ellos
nos querían vender como real utilizando para ello el mimetismo mediático y la
hipermoción.
Pero, ¿qué es lo que más me
ha llamado la atención de esta noticia de prensa?
Además de lo comentado
anteriormente, es decir, la condena por la libre expresión de unas mujeres
rusas por sus derechos, la repercusión que esta noticia ha tenido sobre la
gente. Han recibido numerosos apoyos públicos desde Madonna, pasando por el
filósofo francés Bernard-Henri Lévy, hasta llegar al actor y director
norteamericano John Malkovich o la popular Chloe Sevigny. Asimismo, obtuvieron
gran repercusión en las redes sociales llegando a alcanzar 12.000 seguidores/as
en su perfil de twitter y casi dos millones de reproducciones en el vídeo “Madre
de dios, libranos de Putin”. Como podéis leer digo que tuvieron repercusión en
las redes sociales, pero NO EN LA CALLE ya que como recoge la prensa “las
movilizaciones eran poco multitudinarias”.
Ahora yo me pregunto: ¿Cómo puede
ser que solamente 200 personas se reunieran en París, 50 en Bruselas, 20 en Madrid
y 50 en Barcelona después de todo el revuelo mediático? ¿Dónde estaban aquellas
personas que desde su casa dieron al “me gusta” de Facebook o retwiteron esta
noticia y a la hora de la verdad no salieron a movilizarse a la calle? ¿Por qué no somos consecuentes con nuestros
hechos? ¿Por qué no defendemos hasta el final nuestros ideales? El apoyo y la
solidaridad no se muestra únicamente mandando una carta, haciendo un comentario
en una red social o subiendo una fotografía en apoyo a este grupo feminista. El apoyo y la solidaridad se
muestra volcando y sacando ese revuelo mediático a la calle para que se nos
escuche y así alcanzar todo aquello que nos propongamos.
Llegados a este punto, sólo
me queda destacar un aspecto que me ha llamado mucho la atención. La postura de
Rusia ante esta situación ¿Cómo puede ser que solo un 6% de la población sintiese
simpatía por las jóvenes fenómenas mediáticas? ¿Estamos ante un problema de la
mencionada construcción de la verdad mediática? ¿Ante gente motivada por años
de represión religiosa? ¿Falta de sensibilidad? ¿Falta de libertad de expresión?
Ante esta situación, está claro que todavía queda mucho corrido por hacer.
A continuación, os dejo el enlace por si queréis leer la noticia: https://jenydreher.files.wordpress.com/2013/05/apoyo_pussy_riot.pdf
¡Un saludo! ¡Nos leemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario