El día 9 de
Octubre de 2012, El País publicada una dramática noticia con el escalofriante
titular: “Un tribunal no ve acoso sexual en besos y tocamientos indeseados".
La noticia
relata como la Audiencia de Madrid absuelve a un jefe (por llamarlo de alguna
manera) que daba palmadas en las nalgas y se rozaba con dos empleadas porque no
aprecia propósito sexual, sino sentimental. Me pregunto: ¿Quién se creía que
era para tener derecho a hacer semejante barbaridad?
Después de los
hechos, éste fue denunciado y fue acusado de “acoso” y condenado a tres
miserables meses y dos días de prisión. ¿Esto es justo? ¿Dónde está la ley? ¿Qué
pena le pondrían esas mujeres que han sufrido la violencia?
Pero esto no
queda aquí. Para mayor índole, la Audiencia Nacional de Madrid desestima la
condena y le absuelve explicando que “no hubo acoso sino, en todo
caso, abusos. Un delito más grave, pero por el que no estaba acusado y, por
tanto, por el que no se le podía condenar” ¿Pero, a dónde vamos a llegar? ¿Qué
hay que hacer para que la justicia sea justa? ¿Qué hay que hacer para qué estos
indeseables paguen debidamente por sus odiosos hechos?
Esto no puede
seguir así. No es normal que hechos despeluznantes como éstos que ocurren día a día queden impunes.
De esta manera, lo que se conseguirá y se estaáconsiguiendo es que estos actos
no se radiquen, sino que sigan ocurriendo porque “como no se va a la cárcel".
Por su parte,
la abogada Ángela
Cerrillos, presidenta de la
asociación de mujeres juristas Themis, no comparte la sentencia. En la misma opinión se
encuentra Glenys de Jesús, directora del Observatorio de Género y
Justicia de Women’s Link.
No vale con que siempre actúen, hablen y salgan a la calle a manifestarse
las mismas asociaciones, personas… ¡TODOS/AS DEBEMOS DE PARAR TODO ESTO PORQUE
CUALQUIER DÍA PODEMOS SER UNA DE NOSOTRAS!
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